lunes, 3 de agosto de 2015

TÚ NO SABES

Tú no sabes si ese niño era o no deseado. 

Es duro si quiera plantearlo, pero no seamos cándidos, esas cosas ocurren, quizá más de lo que pensamos. Ese niño puede ser fruto de una imprudencia o del deseo de otros, no de su madre. A veces se tienen hijos porque es lo que toca, porque es la mayor ilusión en la vida de nuestra pareja, como medio para salvar una relación, o en un último intento de que esa relación se torne de una vez por todas en algo “serio”.
Si, no son los mejores motivos para tener hijos, pero estas situaciones existen, y tú, tú no sabes.

Tú no sabes las circunstancias que rodearon el nacimiento de ese niño. 

No sabes cómo vivió esa mujer su embarazo, si tuvo alguna dificultad que hizo que lo viviera con miedo o con estrés. No sabes cómo fue su parto, si fue o no víctima de violencia obstétrica durante el mismo. No sabes si la separaron de su criatura al nacer, si quiso y/o pudo darle el pecho, ni durante cuánto tiempo. No sabes cómo fue su posparto y su puerperio, si se sintió sola y llena de dudas sin nadie a su lado que pudiera/quisiera ayudarla como necesitaba. No sabes si quiso/pudo criarlo personalmente o tuvo que dejarlo en manos de terceros. No sabes qué tipo de vínculo tienen ni por qué. Todas estas circunstancias influyen en el niño, en su madre y en la relación que mantienen y creo firmemente que a mayor apego mayor paciencia y viceversa.

Tú no sabes cómo es la vida de esa mujer. 

No sabes qué problemas tiene: si tiene problemas laborales, económicos o con su pareja. No sabes si llega o no a fin de mes. No sabes si está sufriendo mobbing en su trabajo o si su pareja la engaña o la maltrata. Tú no sabes si está preocupada o directamente enferma, o cansada porque trabaja dentro y fuera de casa y cuida además a un familiar de avanzada edad. No sabes si ese día ha dormido, o lleva sin hacerlo bien desde hace una larga temporada. No, tú no sabes nada.


Tú no sabes cómo fue criada y educada esa mujer. 

No sabes si tiene padre, madre o es huérfana y se ha criado en centros de acogida. No sabes si recibió amor o malos tratos. Quizá chille porque la chillaban a ella, quizá dé un azote porque a ella se los dieron y no ha tenido tiempo, curiosidad o la suerte de poder encontrar en su camino a quien le muestre otra manera mejor de hacer las cosas. O quizá lo intenta y probablemente lo consiga la mayor parte del tiempo, pero hoy, precisamente hoy, no ha tenido paciencia. Hoy, precisamente hoy, ha perdido las formas y tú, tú lo has visto todo, pero ¿sabes? Tú, no sabes nada.


Tú no sabes cómo es ese niño, qué siente, qué piensa, qué hace.

A lo mejor crees que lo sabes, dices que lo intuyes, pero no, no lo sabes. No conoces su carácter, ni el de sus hermanos, no sabes qué relaciones se dan entre los miembros de esa familia. Sólo has visto una instantánea de sus vidas, una foto no muy agradable tomada fuera de contexto. No sabes cómo ha transcurrido el día en esa casa, cuantas veces esa madre ha repetido lo mismo en un tono de voz bajo, hasta que a fuerza de sentirse ignorada ha terminado levantando la voz. Tú, aunque presumas de que lo sabes todo, no, no lo sabes.

El mundo no es perfecto, las personas no somos perfectas, las madres no somos perfectas (aunque algunas si crean que lo son), y por eso podemos ver a madres (padres también, por supuesto) perdiendo los nervios con sus criaturas en público. Que no está bien insultar, chillar o pegar a un niño nadie lo pone en duda, pero antes de lapidar a esos padres quizá podríamos intentar comprenderlos y ver que siempre hay un motivo, que no justificación. Que si bien los niños tienen derecho a ser niños, a equivocarse, a defender su postura y su libertad de elección persistiendo en sus actitudes, los padres también tenemos derecho a no poder más y estallar en un momento dado. Porque aunque la energía infantil parece infinita, la paciencia paterna no lo es.

Esto NO ES UN ALEGATO A FAVOR DEL MALTRATO INFANTIL. Tampoco es mi intención tratar de victimizar a los padres y demonizar a los hijos. Lo que me gustaría transmitir es que la crianza/paternidad no es fácil, que los padres no lo sabemos todo, pues nadie te enseña a ser padre, por lo que no siempre acertamos, que nos encontramos muy solos, y la sociedad actual no nos facilita nada nuestra tarea. Quizá muchos no deberíamos habernos convertido nunca en padres, pues no estábamos preparados para ello, pero por suerte o por desgracia no existe una autoridad competente que otorgue o deniegue los carnets de paternidad. Uno deviene padre, le dan el título y puede que algún día, a base de prueba y error, de leer e investigar y contar con ayuda y buenos ejemplos logre aprender a serlo. Mientras tanto vamos haciendo lo que podemos.

Así que, cuando seas testigo de una escena entre una madre y su hijo que te parezca inapropiada, antes de juzgarla severamente piensa que TÚ NO SABES. Y sobre todo, si esa mujer se acerca a ti, arrepentida buscando consejo porque es consciente de que no ha actuado bien, si las conoces, dale herramientas para mejorar, no insultos ni sermones.

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