martes, 6 de septiembre de 2016

LA ENTELEQUIA DE LA CONCILIACIÓN

Yo también me uno a la campaña #ConciliarEsVivir #ConciliAcción una iniciativa de Madres, sí. Pero guerreras también, con un post sobre mi experiencia y opinión sobre la conciliación.



Como ya he dicho otras veces, me estrené en la maternidad rebosando ignorancia, no sabía nada sobre el parto y no sabía nada de crianza. En general no sabía nada sobre los niños y sus necesidades y tampoco tenía ni idea sobre conciliación. No se me pasó por la cabeza pedirme una excedencia para cuidar a mi bebé, aunque quizá me lo podría haber permitido.

Justo cuando estaba empezando a recuperarme de un parto traumático y a estrechar con mi bebé los lazos que se rompieron por la larga separación tras su nacimiento, tuve que volver a trabajar y dejarlo en una guardería que le hacía enfermar continuamente. Tenía un buen horario que me permitía pasar con él las tardes, aún así, si pudiera volver atrás en el tiempo, lo haría todo de manera diferente.

Con mi segundo hijo sí que me pedí la excedencia. Fue a la guardería muy poco tiempo, muy pocas horas. Cuando cumplió año y medio, mi empresa cerró y pude dedicarles, a él y a su hermano mayor todo mi tiempo. Puede que a alguien le parezca una frivolidad por mi parte, en las actuales circunstancias económicas, decir que fui una afortunada al quedarme en paro, pero así es como lo siento yo. Pude por fin estar con ellos. Como creo que era mi obligación, como me pedía el cuerpo.

Puedo entender que los padres con trabajos interesantes y bien remunerados no quieran “renunciar” a sus carreras por quedarse en casa. Ojalá no hubiera que elegir. Ojalá la experiencia y las oportunidades laborales de los padres, no se vieran resentidas por el parón que supone o debería suponer la paternidad. Pero nuestra sociedad no valora los cuidados paternales, no protege a las familias, y al final los mayores perjudicados son los más pequeños. Creo que, como ocurre en otros países:
  • Toda familia debería recibir un dinero por cada hijo.
  • La labor de cuidado debería cotizar a la seguridad social como cualquier otro trabajo.
  • Los horarios y condiciones laborales deberían ser más flexibles para permitir a los padres que ejerzamos como tales sin morir de estrés en el intento.

En mi caso, lo que me brindaba el mercado laboral no compensaba perderme la infancia de mis hijos, y al quedarme en casa, en cierto sentido he sido “expulsada” de él, no sé si temporal o definitivamente. Pero escogí este camino porque creo que no es suficiente estar apenas dos horas al día con ellos, pues ese pequeño lapso de tiempo no nos permite conocerlos, comprenderlos y estrechar con ellos unos vínculos profundos. Considero que no es lógico ni razonable que nuestros hijos sean criados por otras personas, por muy amorosas que éstas sean, antes que por sus propios padres

Para ilustrar lo que quiero decir, os cuento a modo de ejemplo, la anécdota de unos conocidos, una pareja con hijos, en la que ambos trabajaban y para ello han dejado a los pequeños siempre al cuidado de una de las abuelas. El mayor enfermó y tuvo que ser ingresado. En el hospital rechazaba a sus padres. A quién llamaba y con quién quería estar era con su abuela…

Si tú también piensas que la conciliación no existe y quieres aportar tu granito de arena para que se convierta en una realidad, te invito a que te unas a nuestra iniciativa. En este enlace tienes toda la información de la campaña. 

Porque la vida no es solo trabajar, es muchas otras cosas más, entre ellas, la más importante, es convivir con nuestros seres queridos.

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