domingo, 11 de septiembre de 2016

¿OBLIGAN A TUS HIJOS A COMER EN EL COMEDOR ESCOLAR?

El uso del servicio de comedor escolar es una necesidad para muchas familias por motivos de conciliación o de no-conciliación mejor dicho, pero también es una elección para determinados padres de niños tildados de mal-comedores, que ven en este servicio una solución a los problemas que les plantean sus hijos con la comida.

Foto: Comer o no comer
Niños que comen poca cantidad y/o poca variedad terminan comiendo más o “mejor” en el colegio que en sus propias casas y eso constituye un alivio para los padres preocupados por la nutrición de sus pequeños.

Muchos niños dicen preferir la comida del cole a la que preparan sus padres o terminan comiéndosela como hace el resto de sus compañeros por el “efecto rebaño”. Otros sin embargo se niegan a comer determinados alimentos o tienen dificultades para acabarse el plato y en ocasiones son obligados por el personal del comedor a hacerlo so pena de ser castigados sin jugar después, quedándose solos en el comedor mientras sus compañeros salen al patio.

Los padres no se ponen de acuerdo a este respecto. Unos están conformes con que se presione a los niños para que coman, otros se quejan de que se obligue a comer a sus hijos y aunque exponen que no quieren que esto ocurra, muchas veces su opinión no es tenida en cuenta y los cuidadores continúan con su proceder haciéndoselo pasar mal a los chicos.


Según la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, Ley 17/2011, de 5 de julio:

“Las autoridades educativas competentes promoverán la enseñanza de la nutrición y alimentación en las escuelas infantiles y centros escolares, transmitiendo a los alumnos los conocimientos adecuados, para que éstos alcancen la capacidad de elegir, correctamente, los alimentos, así como las cantidades más adecuadas, que les permitan componer una alimentación sana y equilibrada y ejercer el autocontrol en su alimentación. A tal efecto, se introducirán contenidos orientados a la prevención y a la concienciación sobre los beneficios de una nutrición equilibrada en los planes formativos del profesorado.”

Como expone Julio Basulto en su artículo publicado en el Blog “Comer o no Comer”: “No quiero que obliguen a comer a mi hijo en la escuela. ¿Qué puedo hacer?”: Obligar resulta incompatible con el estímulo de la capacidad de elegir por uno mismo los alimentos y las cantidades, conforme a criterios saludables.


Está claro que existen dos problemas de base:
  • Tenemos unas expectativas sobre lo que los niños deben comer que no se adecuan a lo que los niños demandan o exponen necesitar.
  • No se confía en la capacidad de regulación de los niños. Pensamos que el niño no es capaz de decidir por él mismo de manera correcta qué y cuánto comer por lo que creemos que debemos imponerle nuestro criterio. 

Desde la Agencia de Salud Pública de Cataluña (Generalitat de Catalunya) se ha publicado un escrito titulado “Acompañar las comidas de los niños. Consejos para los comedores escolares y para las familias”, que se resume en estas siete consideraciones:

1. Conviene que el acompañamiento de los adultos durante las comidas sea respetuoso, sin presiones ni coerciones, y tomando en consideración los gustos de los niños y su sensación de hambre.

2. No es adecuado, desde el punto de vista nutricional, forzar a los niños a comer por encima de su sensación de hambre.

3. Partiendo de la base de que los menús que se ofrecen en el comedor escolar son equilibrados y saludables, lo más aconsejable es permitir que el niño coma la cantidad que desee siguiendo sus sensaciones de hambre y saciedad, evitando insistirle o forzarle para que se acabe el plato.

4. Los adultos tienen la responsabilidad del qué, del dónde y del cuándo, y los niños son quienes decidirán sobre la cantidad.

5. Insistir u obligar a los niños (de maneras más o menos directas) para que coman un determinado alimento (o a comer por encima de su sensación de hambre, como ya se ha comentado) es contraproducente.

6. Cuando se utilizan frases en las que se remarcan los beneficios para la salud de determinado alimento para que el niño lo consuma (por ejemplo, “te hará fuerte”, “te hará crecer”, “así serás más alto”, “si te lo comes no te pondrás enfermo”, etc.), se consigue el efecto contrario, es decir, los niños asocian el alimento como algo menos agradable al gusto y comen menos cantidad.

7. Los adultos debemos “escuchar al niño con relación a la cantidad de comida que desea que le sirvan”. 


¿Sabes si el personal del comedor del colegio de tus hijos sigue estas recomendaciones en el trato con los niños? 

¿Las seguís vosotros en casa? 

¿Crees que a veces es necesario obligar a comer a los niños
o piensas que no es correcto hacerlo?

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